viernes, 31 de agosto de 2018

El reto de AMLO y morena ante la 4a. transformación

Por Domingo Rodríguez Hilario

Es indudable que en el anterior proceso electoral el pueblo de México ganó una de las batallas más importantes de su historia y se ha vencido a la inercia, a las posiciones defensoras del estatus quo que nos habían hecho creer en la imposibilidad del cambio. Hemos salido del marasmo inmovilista, ahora los mexicanos sabemos que si se puede, que el régimen es vulnerable, que hay espacio para la actuación y la transformación del país. La alianza “juntos haremos historia” (MORENA, PT y PES), a través de su líder nacional Andrés Manuel López Obrador (AMLO) logró sumar y convencer a más del 50% de los electores ganando el gobierno la presidencia de la república, el senado, el congreso de la unión y la mayoría de los congresos locales y alcaldías municipales por los que compitió  con más de 32 millones de votos. Fue, a decir de los analistas, un tsunami electoral, una avalancha de votos que ni el mismo Andrés Manuel se los esperaba. Con esto se da un giro de 180 grados en la estructura del sistema político mexicano y se genera una legitimidad sin precedentes en nuestra historia hacia un gobierno emanado de las urnas.

Los que salieron perdiendo en la contienda electoral fueron, principalmente, los personeros del capital (PRIANRD); la derecha intelectual, el fascismo liberal y sus medios de comunicación, ya que no pudieron permear sus estrategias de guerra sucia para vencer a AMLO y al movimiento en general. Sus candidatos no lograron ser mayorías, el partido hegemónico (PRI) después de ser el partido en el poder y haberse mantenido en el por un siglo, se ha derrumbado, ocupando un espacio marginal en la configuración política actual[1] y eso habla muy bien de la estrategia obradorista para sumar y ganar la elección y al mismo tiempo regresarle la esperanza al pueblo de México. Lo que estamos viviendo esun proceso sui géneris, de una lucha política tan compleja como dinámica, al que asisten todas las clases y sectores sociales. Las presiones y las salidas que se presenten serán parte del cómo se libre esa carga largamente acumulada de explosividad, aunque también del cómo se despliegue y asuman los liderazgos”.[2]

Para dimensionar bien el reto del próximo gobierno es necesario, primeramente, entender de manera sistemática y profunda las causas que hicieron posible su triunfo, asunto muchas veces soslayado y parcialmente estudiado por analistas y columnistas de los diferentes diarios nacionales. Algo que inclusive está ausente dentro del propio movimiento obradorista. Esta situación podría ser explicada, que no justificada, debido a que una gran parte del movimiento está en las tareas inmediatas de la transición y otros han quedado inmóviles, perplejos, esperando subirse al gobierno entrante, si es que serán requeridos. Pero de manera institucional, es decir por parte del partido o la coalición que llevó al poder a AMLO, no se han dado pasos en ese sentido. Tan es así que en el pasado quinto congreso nacional extraordinario de morena  del 19 de agosto, una vez más los militantes fueron convocados a “aprobar los planteamientos” que ya se traían cocinados desde la cúpula del partido, pero no así a un debate serio sobre las condiciones que hicieron posible el triunfo y menos sobre las tareas inmediatas de este; e inclusive se postergó la actividad formal del partido hasta por un año, por lo que la actividad partidista quedará, una vez más, en manos de una burocracia “nombrada” y no por los cuerpos de dirección y representación del partido.

Pero las bases, los Comités de Protagonistas del Cambio Verdadero (CPCV) como suele llamárseles a los comités seccionales del partido, sí merecen una explicación de cómo fue que se llegó al triunfo de AMLO y en general del movimiento, lo que nos dará la pauta a seguir para la cuarta transformación y el reto que nos impone la sociedad. Para ello es necesario buscar las causas, así como caracterizar bien a la población votante que hizo posible el cambio en las urnas y de esta manera saber cuáles son las expectativas creadas y no desperdiciar esta ventana histórica que se abrió el 1º. de julio, pues para eso se fundó morena, para tener un espacio de organización para la transformación nacional.

Factores estructurales y coyunturales que detonaron el tsunami electoral

Alcanzamos a ver cuatro factores principales que posibilitaron el triunfo:

1.- Existe un “mal humor” en la gente de este país, como bien lo reconoció el aun presidente Enrique Peña Nieto (EPN). El pueblo se cansó de ver como sus salarios se fueron mermando, como la inflación hacia rendir menos sus ingresos, se cansó de los gasolinazos, de la violencia generalizada en todo lo ancho de la nación y de la corrupción crónica en todos los órganos de gobierno;[3] también de la falta de empleo y oportunidades. La sociedad quiere un cambio, no solamente de gobierno ni de régimen, sino de modelo económico y social. El actual modelo neoliberal desde hace dos décadas aproximadamente se ha agotado, se ha recrudecido la pobreza, la distribución del ingreso y la caída del salario real, el Producto Interno Bruto (PIB) se ha estancado y el desempleo se ha exacerbado, el modelo exportador de mano de obra barata llegó a sus límites y con ello la república de maquilatitlan se nos hizo pedazos; de esta forma se incrementó la violencia, el trabajo informal y precario y con ello el malestar social.

Existe una idea convencional liberal que predica que en México vivimos la alternancia del poder y que la sociedad vota sobre este precepto, en consecuencia, el pueblo de México se mueve entre los cambios de gobierno y no de modelos económicos y sociales. Aquí sostengo la hipótesis que si bien, en la "transición a la democracia" esto contiene algo de verdad, la realidad es que desde el año 2000 la sociedad había votado, a su manera, por el cambio de modelo económico y social –no era sacar por sacar al PRI de los pinos, sino todo lo que ello significaba–, por ende,  la decepción que tuvo el pueblo de México con el “gobierno del cambio” de Vicente Fox explica la reacción rebelde del pueblo y el crecimiento de la figura de Andrés Manuel en ese sexenio, al cual solamente pudieron detenerle con un gran fraude electoral, un “golpe de estado técnico”[4] y la instauración de una “dictadura cívico-militar”, que fue la principal característica del sexenio gris de Felipe Calderón.

2.- El segundo factor clave es la pugna interburguesa; ya que en esta ocasión la clase hegemónica en el poder llegó dividida a la contienda con cuatro candidatos y dividida en sus planteamientos, la clase en el poder con sus representantes políticos (del PRIAN) ya no pudieron sostener una alternancia en el poder a su favor, “el descontento ya no podía ser manejable en el marco de las alternancias del PRI y el PAN en la presidencia y de los dispositivos represivos existentes; por ello tomaron la determinación de arriesgarse con un candidato como Obrador que propone una cierta redistribución de la riqueza disminuyendo el costo de operación del Estado y generando ingresos extras a través del combate a la corrupción”.[5] Tampoco vieron posible la repetición de un fraude electoral, por lo que a una gran parte de esta clase hegemónica burguesa, no le quedó de otra más que respaldar a la candidatura popular de AMLO, de esta manera han intentado cooptar el movimiento desde dentro, lo cual aun está por verse.

3.- El tercer factor es el ascenso del movimiento social y su crítica al régimen. Y cuando hablamos del movimiento no es solamente del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), sino del movimiento sindical, indígena, campesino, estudiantil, magisterial, ambiental y popular. Este ha venido en ascenso desde finales de los años noventas con la irrupción del movimiento de los electricistas del SME y la huelga del CGH de la UNAM, pasando por la marcha del color de la tierra del EZLN, la lucha contra el desafuero, los intentos de unidad del movimiento social con el FRENDESDEP, la promotora por la unidad nacional contra el neoliberalismo (PUNCN), el frente sindical, campesino, indígena y popular (FSCIyP) y los diálogos nacionales (DN), los cuales pugnaban por una nueva constituyente y un programa alternativo de nación. De igual manera la irrupción de movimientos juveniles y antisistémicos, que lograron romper el cerco informativo de la prensa tradicional, la radio y televisión, pero sobre todo utilizando los medios alternativos como son las redes sociales; la crítica al peñanietismo del “yo soy 132” y del movimiento de Ayotzinapa son ejemplos de ello.

Por su puesto muchos de estos movimientos vienen “desde el decaimiento del régimen del PRI, que comienza simbólicamente en la plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968”.[6] Desde ese entonces los movimientos sociales no dejaron de surgir en todos los sectores críticos al régimen, estos lograron converger en el Frente Democrático Nacional (FDN) en 1988, en la irrupción del neozapatismo en 1994, en la lucha contra el desafuero y el fraude electoral de 2006 y por supuesto en la fundación de MORENA después de la elección del 2012, para desde ahí seguir la lucha por el gobierno. “En definitiva, estos movimientos y fuerzas sociales fueron determinantes para que López Obrador pudiera conseguir su objetivo de ganar las elecciones, sin su presencia y sus prácticas de lucha que desnudaron el mal gobierno imperante ninguna táctica, ideología o estrategia, por buena que fuera, hubiera podido vencer rotundamente en las urnas”[7] o como bien lo enuncia Marcos Tello “El previsible triunfo de López Obrador no sería posible sin una irrupción social de clases medias y sectores populares; sin la participación de diversos actores sociales, ciudadanos y comunitarios que activa y potencialmente tienden a romper con la institucionalidad aceptada por las trasnacionales, la clase política y los órganos de poder del Estado. Actores que seguramente presionaran para que las promesas de campaña se cumplan” y remata “el factor más relevante que ha marcado la historia del país en los últimos 30 años fue la emergencia de un “sujeto democrático nacional”, pluriclasista aunque mayoritariamente popular que con altas y bajas ha persistido alimentando las luchas contra las privatizaciones, el alzamiento zapatista y las irrupciones cívico-electorales”.[8]

4.- El cuarto factor se debió a la estrategia de AMLO, el cual tuvo como objetivo convertirse en el centro gravitacional de la lucha por el poder, sumando al pueblo en general, arraigándose en su historia e idiosincrasia, dejando atrás los sectarismos propios de la izquierda y de muchos de los movimientos sociales; que a menudo se traducen en debates ideológicos maniqueos y antidialécticos (izquierda-derecha, evolución-revolución, lucha armada-pacífica, partidista-independiente, nacionalistas-globalistas, etc.),  para de esta manera convertirse en el Centro con Compromiso para las Mayorías (CCM) como bien lo caracteriza el Dr. Heinz Dieterich.[9] Es decir, convertirse en la vanguardia electoral del pueblo.

Esta estrategia de sumar a las diferentes clases es poco apreciada en la lucha por el poder en México, y se ha demostrado que es la única forma en que el sector popular llega al poder en nuestro país, como es el ejemplo del cardenismo de los años 30s. Aunado a ello, la perseverancia, la resistencia y la congruencia de Andrés Manuel en los últimos 18 años fue un factor también clave para el proceso.
 
En resumen, el triunfo se hizo posible por una masa crítica clases medias informadas, principalmente de la llamada generación de los millennials, que viven en las ciudades y cuyos medios de comunicación son preferentemente las redes sociales la cual convergió con otra masa molesta resentida socialmente con un potencial voto de castigo por la corrupción e incapacidad de la clase política para sacar a nuestro país adelante. Todo esto aunado a las diferencias políticas de la clase en el poder. Es decir, se cumple con las condicionantes que posibilitan toda transformación social; “que los de abajo quieran y los de arriba ya no puedan” (Lenin dixit.). Esto es lo que pasó y por lo que sostengo que el voto a morena es un voto masivo anti-sistémico cuyas expectativas son bastante grandes y solamente con el cambio de modelo económico-social se podrán cubrir. ¿Qué tipo de modelo de desarrollo es el más idóneo, plausible y viable para México? No se trata de regresar al pasado, más bien de aprender de él y adaptar un modelo en las condiciones del capitalismo contemporáneo.

La premisa principal de la 4ª transformación: sustituir el modelo neoliberal por uno de desarrollo sustentable con equidad

Quien afirme que el cambio está garantizado por el triunfo contundente del 1º de julio y la llegada del nuevo gobierno, está en un error. Para no desperdiciar la oportunidad que tenemos frente, se tiene que dar un cambio de modelo económico y social que logre cumplir con las expectativas creadas, de lo contrario dejaremos que el dinosaurio herido regrese por la puerta grande. Se tiene que contemplar mas allá de un cambio de gobierno, un cambio de régimen y un cambio de modelo de desarrollo que nos ayude a recuperar el tiempo perdido[10] al que nos condujo la larga noche neoliberal. Un modelo que sea capaz de lograr el tan anhelado despegue económico y social. Para eso “el principal reto económico de la siguiente administración será romper el círculo vicioso provocado por un modelo basado en el estancamiento estabilizador, de ajuste fiscal restrictivo que ha provocado el sacrificio de la inversión pública y privada”,[11] se requiere la multiplicación de la inversión pública para crecer a por lo menos el 6% del PIB y creando alrededor de un millón de empleos anuales y en esta forma ir cerrando la brecha que tenemos entre subdesarrollo y desarrollo.

En función de este objetivo prioritario, es necesario hacer una reforma fiscal progresiva y redistributiva y hacer que los grandes corporativos nacionales y transnacionales dejen de evadir y eludir al fisco a través de los regímenes especiales, los cuales significan el 14% del Producto Interno Bruto (PIB), en lo que la austeridad republicana y el combate a la corrupción nos va a generar solamente un ahorro de 3% del PIB.[12] Hacer una inversión de por lo menos el 8% del ingreso nacional para educación y 2% para ciencia y tecnología para lograr terminar con la dependencia tecnológica del exterior. Lograr un estado fuerte que conduzca el desarrollo nacional y la creación de un sistema financiero supeditado al objetivo del crecimiento y no solo a la estabilidad macroeconómica, una política industrial y agrícola que desarrolle encadenamientos productivos y fortalezca el mercado interno y la soberanía y seguridad alimentaria.

Esta es la única forma que asegura terminar con el estado de privilegios, la corrupción, la pobreza y el clima de violencia a nivel nacional en el mediano plazo y lograr el despegue socioeconómico como lo han demostrado todos los países que han recorrido este camino (EU, Alemania, Japón,  Corea, Singapur) y son las lecciones que nos da la historia económica mundial y mexicana, sobre todo en sus fases de crecimiento y por supuesto también la historia reciente del Sudeste Asiático y China como aspirante a primer potencia mundial y es lo que asegura la permanencia en el poder del nuevo gobierno y el partido morena. En este sentido, las medidas anunciadas por el presidente electo (la austeridad republicana, combate a la corrupción y subsidios a los jóvenes y adultos mayores) son un paso necesario pero no suficiente para trascender a un nuevo modelo de desarrollo. Apelamos a que en el futuro las propuestas se irán adecuando a una realidad que urge cambiar. 

Pero a todo esto, ¿quién va a hacer ese cambio?, es obvio que hoy tenemos un líder nacional con la meza puesta para hacer la transformación, también tenemos una sociedad más vigilante y crítica, pero hace falta un sujeto social que sea el agente del cambio, sin el cual el objetivo central puede perderse en el camino.

Configurando al sujeto social del cambio

La población que votó por AMLO  y MORENA, no fueron los pobres de México y menos los pobres extremos, fueron principalmente, profesionistas, clases medias, y personas  informadas de las ciudades, como lo ha venido demostrando el economista Julio Boltvinik,[13] y una base muy importante de jóvenes, 10 millones de nuevos votantes que se comunican principalmente por redes sociales,[14] a quienes ya no se les pudo comprar con una despensa o condicionar el voto a través de los programas sociales. Por el contrario, las clases más pobres del medio rural, las cuales votaron mayoritariamente por el candidato del partido en el poder, siguieron presas del clientelismo político.[15] Por esta razón, no fue, predominantemente, el discurso programático de Andrés Manuel a favor de los pobres el que permeo en la conciencia de la gente (a diferencia del 2006 y 2012), fue la promesa de acabar con la corrupción y la violencia, de apaciguar al país, lo que movilizó el voto de las clases populares y clases medias. Esta corrupción y violencia, que propicio la clase política y los partidos tradicionales del régimen (PRIANRD), configuraron al enemigo principal a vencer; “la mafia del poder” y esta es la representación real o virtual del sistema político mexicano. Sacar a la mafia del poder, regresarle la grandeza a México y sacar adelante a nuestro país,  es decir, propiciar el cambio social ya dos veces postergado (recordar que en el 2000 la población ya había votado por el cambio y en el 2012 igualmente la gente voto por el “mexican moment”) fue el discurso que agitó y sumó a la mayoría de los mexicanos consternados y rabiosos ante la situación.

Por todo lo anterior, decimos que en el actual cambio de gobierno en México el que se verá reflejado el próximo 1º de diciembre con la toma de protesta del presidente AMLO y la nueva composición de la cámara alta y baja, en donde morena ya ocupa las mayorías en dichos poderes se regresa la iniciativa estratégica al pueblo mexicano y la más alta legitimidad a un gobierno emanado de las urnas en la historia de nuestro país. Valió la pena la perseverancia, la resistencia y la crítica al gobierno durante las últimas dos décadas. Pero esto apenas es el inicio de la transformación, viene la parte más difícil, romper los obstáculos para el cambio, destruir los intereses creados y cambiar la correlación de fuerzas para la implantación de un programa que beneficie a las mayorías. ¿Cómo podemos no desperdiciar la gran oportunidad y estar a la altura de los tiempos?

Para comenzar, todo cambio social requiere de un sujeto social bien identificado y afianzado que lo propicie, en nuestro caso, el cambio político electoral lo dio prácticamente una vanguardia con un toque muy personal de una figura política que logró crear un bloque hegemónico para disputar el poder, cohesionado en un partido político de reciente creación, principalmente. Pues creemos que es el momento para hacer una evaluación y tener un partido-sujeto social correspondiente con su base votante. La organización del partido morena, tal como está, sirvió para llegar al poder, pero no podrá sostenerse y menos ser la conducción de la transformación si no se hacen algunos ajustes.

En primer lugar hay dos desviaciones claves que no deben perdurar en el partido morena, uno es el centralismo burocrático, el cual es una distorsión del centralismo democrático planteado por los partidos comunistas históricos del siglo XX y cuya distorsión burocrática fue uno de los factores principales de la caída del muro de Berlín y los países del este. El otro es el culto a la personalidad, es la creencia de que por los atributos de un sólo hombre el pueblo pueda triunfar, no está demás decir que también fue factor clave de la caída de los movimientos del siglo pasado. Pues bien estas desviaciones están presentes y amenazan nuestro partido-movimiento.

En morena todas las decisiones dependen de una cúpula burocrática y en última instancia de AMLO, ha llegado el momento de darle el protagonismo al pueblo organizado, es momento de darle vida a los Comités de Protagonistas del Cambio Verdadero (CPCV), a los Comités Ejecutivos Municipales (CEM), recordar que en última instancia el poder lo sostienen las bases y estas se encuentran en los municipios, esta es una condicionante que entendió a la perfección el anterior partido hegemónico, el PRI, y de ahí se afianzó para perpetuarse. Hay que acostumbrar a nuestros líderes a la disciplina, a la rendición de cuentas, a que se sujeten a las decisiones mayoritarias, hay que combatir el oportunismo electoral[16] que permeo al movimiento y que ahora es la posición dominante en el partido, hay que dar formación política a las masas populares con un ambicioso programa de formación política y educación popular.[17]

En fin hay que preparar la maquinaria que va a construir el nuevo gobierno popular y la base de defensa de todas las intentonas de sabotaje, calumnias, golpes mediáticos, de presiones por parte de los que se han acostumbrado a vivir en una república de privilegios; hay que organizar al pueblo por que sólo el pueblo organizado puede salvar al pueblo y la transformación nacional no es un “paseo por las nubes” aunque algo se le parezca.



[1] Este partido, al menos en el parlamento se configura como la quinta fuerza política nacional y ya el aun presidente de la república ha sugerido el “cambio de nombre y esencia” si se quiere sobrevivir.

[2] Cuevas Méndez, Felipe (2018), “Se abre el proceso” en Rebelión, medio electrónico consultado el 09 de julio en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243916&titular=se-abre-el-proceso-

[3] Los casos más visibles de estos últimos, la casa blanca y los 43 desaparecidos de la normal de Ayotzinapa, son claro ejemplo de la caída del sexenio de EPN y la aparición de una ciudadanía muy crítica del régimen de corrupción y de privilegios.

[4]“El “Golpe de Estado Técnico” de 2006; el despojo electoral más escandaloso de estos años, debe situarse en el contexto de la declaración de guerra que hizo Felipe Calderón contra el narcotráfico una vez que recibió la investidura presidencial a manos de un militar. La conexión de dicha “guerra informal” con la política estadounidense es obvia. El “fraude electoral” de ese año fue una decisión tomada por el conjunto de la oligarquía, el ejército y el gobierno estadounidense. Fue el detonante de la extensión del “Nuevo Constitucionalismo” estadounidense inaugurado por George Bush para justificar la violación de las leyes internacionales que norman la guerra.” Tello Chávez, Marcos (2018), “Las “mafias del poder”, pleitos de familia, espejismos, máscaras y revolución”, consultado en Rebelión, medio electrónico, el día 04 de julio en http://rebelion.org/noticia.php?id=243676

[5] Tello Chávez, 2018, ibídem.

[6] Montañez Pico, Daniel (2018), “Los movimientos sociales y el nuevo gobierno”, consultado en La Ojarasca, suplemento de La Jornada el 11 de agosto en http://ojarasca.jornada.com.mx/2018/08/11/los-movimientos-sociales-y-el-nuevo-gobierno-8946.html

[7] Montañez Pico, 2018.

[8] Tello Chávez, 2018.

[9] "El gran triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en México ha sacudido todo el debate político en América Latina. Interpretado adecuadamente rompe el sectarismo y la esterilidad del debate de "izquierda" y "derecha", que domina la teoría política criolla desde los gobiernos progresistas socialdemócratas (Lula, Chávez, Kirchner, Correa et al.) de los años noventa. Y lo mismo vale para la nueva moda intelectual introducida desde Washington que --para América Latina-- consiste en la falsa antítesis de "nacionalistas" y "globalistas". Interpretar adecuadamente el evento electoral de México significa entender que el proyecto de AMLO es un proyecto de Centro con Compromiso para las Mayorías (CCM), no de Izquierda, como se usa el término a la ligera en América Latina.” Dieterich Stefan, Heinz (2018), “La república bananera de Venezuela bajo Maduro y la lección de AMLO” en Aporrea, medio electrónico, consultado el día 02 de julio en https://www.aporrea.org/ideologia/a265796.html

[10] Como bien lo plantea Francisco Suárez Dávila en su libro México 2018: en busca del tiempo perdido, Edit. Miguel Ángel Porrúa, serie las ciencias sociales tercera década, México.

[11]Fernández-Vega, Carlos (2018),Con neoliberales, avance ínfimo, menor crecimiento en 66 años”, en diario La Jornada, consultado el 09 de agosto http://www.jornada.com.mx/2018/08/09/opinion/024o1eco

[12]los ahorros, la austeridad y el combate frontal a la corrupción serán acciones de gran importancia pero a todas luces insuficientes pues sólo representan un rescate de fondos presupuestales de entre 2 y 3% del PIB… Con que las empresas formalmente registradas en el país pagaran el 30% establecido sobre sus utilidades, el fisco recibiría con ello poco más del 14% del PIB en vez del 3.6% que capta actualmente”. En Márquez Ayala, Daniel (2018),  “Penuria fiscal. Ajustes necesarios”, en el diario La Jornada, consultado el 23 de julio en http://www.jornada.com.mx/2018/07/23/opinion/026o1eco

[13]Ver su columna de Economía Moral en el diario La jornada del 6 y 13 de julio respectivamente, https://www.jornada.com.mx/2018/07/06/opinion/022o1eco y https://www.jornada.com.mx/2018/07/13/opinion/025o1eco

[14] Suárez Dávila, Francisco (2018), p. 52.

[15]“Se puede observar que la inteligencia estuvo a favor de Andrés Manuel López Obrador, el 65 % de sus electores cuentan con estudios universitarios o más, mientras que los preponderantes de Meade son personas sin estudios y los de Anaya se clasifican con primaria, con porcentajes del 31 y 24 por ciento respectivamente. La encuestadora también detectó que el 65% de los electores de AMLO fueron varones, a diferencia de Meade y Anaya que tuvieron mayoría de mujeres electoras: sin duda alguna que el primero fue favorecido por el programa Prospera; y el segundo por la influencia que sobre las mujeres tienen algunas iglesias. El otro dato importante es que el 63% de los votantes de Obrador están en el rango de entre los 26 y 35 años de edad, semejante al de Anaya, pero no así con Meade, que en su mayoría los votantes son mayores de 56 años, condicionados nuevamente por los programas sociales. De lo más sorprendente es que el 64% de los que votaron por AMLO tienen ingresos de entre 15,000 y 20,000 pesos mensuales, mientras que, para Meade y Anaya, la mayoría de sus electores declararon tener ingresos promedio al mes, de $785 pesos o menos”. Datos de la encuesta de salida de parametría recuperador por García Peláez, Graciela Carmina Andrade (2018) “Cuando la conciencia se vuelve mazo que noquea de un guamazo” en Michoacán 3.0, medio electrónico consultado el 11 de julio en  http://michoacantrespuntocero.com/cuando-la-conciencia-se-vuelve-mazo-noquea-guamazo/

[16] Hay que recordar que en la fase preelectoral se sumaron a morena liderazgos de los partidos del régimen (PAN, PRI y PRD) en menoscabo de los líderes fundadores de morena y que venían consolidando al partido.

[17]En este sentido es muy buena la propuesta aprobada por el congreso nacional de crear el instituto nacional de formación política, habrá que cuidar que no sea una simple ocurrencia o un apéndice burocrático para justificar o divulgar algunas políticas y medidas establecidas o a establecerse.




martes, 28 de agosto de 2018

PRESENTACIÓN

El presente blogger, es un espacio de divulgación de la producción teórica (filosófica, científica, epistemológica, antropológica, sociológica, política y económica) en torno a la propuesta alternativa a la globalización capitalista neoliberal, el socialismo del siglo veintiuno (SSXXI). Es una apreciación personal, un punto de vista particular sobre lo que es y no es el SSXXI, así como cuál es el método, la táctica y la estrategia para su aplicación y adecuación a la realidad mexicana.


Al igual que las ideologías totalitarias del capitalismo y las teorías más "novedosas" del neoliberalismo, las concepciones tradicionales (ortodoxas) y "posmodernas" de la izquierda dan por hecho que el SSXXI ha fracasado. Esto debido a la caída en desgracia de los modelos desarrollistas latinoamericanos de las últimas dos décadas (Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador, etc.). Nada mas falso y distorsionante de la realidad, ya que no puede fracasar un modelo que no ha sido aplicado, por el contrario el modelo del socialismo del siglo veintiuno (MSSXXI), modelo que comenzó a desarrollarse en el año 1996 a partir de la obra del científico alemán Arno Peters de la universidad de Bremen, es un modelo que apenas comienza a discutirse en ámbitos académicos y círculos de intelectuales, no ha permeado aún en las masas populares ni en los movimientos políticos y menos en los gobiernos de corte popular -los gobiernos de Chávez, Correa y Evo, han hecho algunas alusiones, pero solo de manera panfletaria o propagandística, pero nunca dieron pasos decisivos a la planificación socialista en este sentido- ya no digamos de las políticas públicas.


El concepto del SSXXI, contiene algunas connotaciones que es preciso aclarar: primero, es una actualización y no una revisión, un desarrollo de la teoría del socialismo del siglo XX o del "socialismo realmente existente" como lo bautizaron los alemanes. Un desarrollo de la teoría no significa que el anterior cuerpo teórico es falso, significa que se hacen adecuaciones a partir del avance de nuevos descubrimientos científicos y desarrollos filosóficos y una adaptación a la realidad cambiante, pues en los tiempos de creación del socialismo clásico (Marx, Engels, Lenin, etc.) el capitalismo no era global o mundial, existían apenas los denominados talleres del mundo (Inglaterra, Francia, Alemania) dentro de un mar de "subdesarrollo" y su modalidad era industrial, no informático. Así también, en el ámbito de la producción teórica no contábamos con la ciencia cibernética, la informática, la genómica y la teoría general de sistemas (TGS), el desarrollo de la física cuántica, la termodinámica, la lingüística y el psicoanálisis estaban en pañales. Por el contrario, el revisionismo, lo considero como una revisión de la teoría para adecuarlo a intereses de clase o grupos de poder en detrimento del desarrollo teórico e inclusive en pro de su retroceso; el segundo, es al mismo tiempo una crítica de la aplicación del socialismo clásico en la época del "socialismo realmente existente", concretamente es una crítica al modelo soviético y su propagación por el mundo. Hasta hoy no ha habido una explicación seria de las causas de la caída de la URSS y del muro de Berlín, así como la reconversión de los demás países ex socialistas al mercado mundial capitalista. El Socialismo del siglo XXI es una apuesta teórica en este sentido; y por último, la tercera connotación, el SSXXI es la propuesta programática de la humanidad para dejar atrás al capitalismo mundial y su condicionantes estructurales (explotación, enajenación y dominación del hombre por el hombre), es la posibilidad que la humanidad tiene para tomar el control de su destino y no dejarlo al caos y autodestrucción del sistema social imperante.


Sirvan estas reflexiones para tal fin, esperando poder publicar cuando menos un artículo, ensayo o reflexión por semana. Saludos.

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PRESENTACIÓN